Si tu espacio disponible es entre pequeño y mediano, una cocina en forma de L es una opción inteligente para aprovechar cada metro cuadrado. ¿Cuáles son las ventajas? Las enlistamos para que puedas tomar la mejor decisión.
- Diseño flexible. Al ser un espacio abierto, no tienes otros elementos que estorben el movimiento o que impidan acomodar un módulo sobre otro. Los cajones y puertas se abren con facilidad, aun cuando haya varias personas en la cocina.
- Aprovechamiento al máximo. Como los muebles de la cocina se ponen junto a las paredes, éstas se aprovechan hasta el techo.
- Funcionalidad. Aun si se trata de un espacio grande, puedes incluso tener una isla y aprovecharla como comedor o área de trabajo. Esto resulta muy armónico y práctico con la forma de L de la cocina.
- Fluidez en el acomodo. El diseño permite que cada utensilio y accesorio tengan un espacio pensado en el orden natural de trabajo.
- Hasta dos cocineros a la vez. Si así lo necesitas, puedes ubicar dos zonas de trabajo independientes que no se estorben entre sí. Por ejemplo, la estufa en un lado y el horno por el otro.
- Diseño universal. Muchas cocinas ya están diseñadas para instalarse en L, lo cual hace más fácil la proyección y el montaje.
- Iluminación al máximo. Si hay una ventana en L, la cocina a juego tendrá luz natural en casi toda su superficie, ahorrando energía y ampliando el espacio.
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